viernes, 1 de julio de 2011

DOS PREMIOS NOBEL QUE AVALAN LA HOMEOPATIA

28 Abril 2011

DOS PREMIOS NOBEL SE TOMAN EN SERIO A LA HOMEOPATIA


El doctor Luc Montagnier, virólogo francés que ganó el Premio Nobel en el año 2008 por descubrir el virus del SIDA, ha sorprendido a la comunidad científica con su firme apoyo a la medicina homeopática.
En una entrevista publicada en el revista Science del 24 de diciembre de 2010 (1), el profesor Luc Montagnier ha expresado su apoyo a la tan calumniada e incomprendida medicina homeopática. Aunque la homeopatía lleva 200 años practicándose y es el principal tratamiento alternativo de los médicos europeos (2), la mayoría de los médicos convencionales y científicos han expresado su escepticismo sobre la eficacia del uso de unas dosis muy pequeñas de medicamentos.
La mayoría de las investigaciones clínicas llevadas a cabo sobre los medicamentos homeopáticos, publicadas en revistas científicas han desvelado resultados positivos (3 y 4) (http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2011/01/20/%EF%BB%BF%EF%BB%BFlas-10-mejores-investigaciones-en-homeopatia), especialmente en el tratamiento de las alergias respiratorias (5,6), la gripe (7), la fibromialgia (8,9), la artritis reumatoide (10), la diarrea infantil (11), recuperación tras la cirugía abdominal (12), trastorno del déficit de atención (13) y la reducción de los efectos secundarios de los tratamientos convencionales contra el cáncer (14)

Además de los ensayos clínicos, varios cientos de estudios básicos han confirmado la actividad biológica de los medicamentos homeopáticos. Entre los estudios hay unos denominados in vitro, de los que se han realizado 67 experimentos (1 de cada tres es una repetición) y casi tres cuartos de todas las repeticiones dieron resultados positivos (15,16).
Además de la amplia variedad de pruebas e investigaciones clínicas realizadas, una prueba más a favor de la homeopatía es el hecho de la gran popularidad en los Estados Unidos y Europa durante el siglo XIX, debido a los impresionantes resultados experimentales en el tratamiento de las epidemias que asolaron durante ese tiempo, incluido el cólera, las fiebres tifoidea y amarilla, la fiebre escarlata y la gripe.
Montagnier, quién también es fundador y presidente de la Fundación Mundial para la Investigación y Prevención del SIDA, afirmó: “no puedo afirmar que la homeopatía tenga razón en todo. Lo que sí puedo decir es que las ultra diluciones (utilizadas en homeopatía) tienen efectos. Las ultra diluciones de algo no son nada. Son las estructuras del agua las que imitan las moléculas originales”.
Montagnier está haciendo referencia a su investigación experimental, que confirma una de las características más controvertidas de la medicina homeopática, que utiliza dosis de sustancias que se someten a una dilución secuencial con agitación vigorosa entre una dilución y otra. Aunque es común entre los científicos suponer que no queda ninguna de las moléculas originales en la solución, las investigaciones de Montagnier ( y otros colegas suyos) han comprobado que las señales electromagnéticas de la medicina original permanecen en el agua y tienen importantes efectos biológicos.
Montagnier trabajará en la Universidad Jiaotong de Shanghai ( a menudo se hace referencia a esta Universidad comoel MIT de China”), en un Instituto que lleva su nombre. Su trabajo se centrará en un nuevo movimiento científico, situado en la encrucijada de la física, la biología y la medicina: el fenómeno de las ondas electromagnéticas producidas por el ADN en el agua. Montagnier y su equipo estudiarán las bases teóricas y las posibles aplicaciones médicas.
Las nuevas investigaciones de Montagnier se dirigen hacia las ondas electromagnéticas que emanan del ADN altamente diluido de varios patógenos. Montagnier afirma: “ Lo que hemos encontrado es que el ADN produce cambios estructurales en el agua, que persisten en las ultra diluciones, y que conducen a la producción de señales electromagnéticas en resonancia. Las señales de alta intensidad provienen del ADN bacteriano y viral”.
Montagnier afirma que estas nuevas observaciones darán lugar a nuevos tratamientos para muchas enfermedades crónicas comunes, incluyendo, pero no limitándose, el autismo, la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y la esclerosis múltiple.
Montagnier realizó sus primeros descubrimientos en 2009 (17), y luego, a mediados de 2010, habló de ello en una reunión de prestigiosos premios Nobel, mostrando su interés por la homeopatía y su implicación en el sistema de la Ciencia Médica (18).
Las leyes de jubilación francesas no permiten a Montagnier, de 78 años de edad, trabajar en un instituto público, lo que limita el acceso a la financiación para investigación. Montagnier reconoce que obtener financiación de las grandes empresas farmacéuticas y algunos otros organismos de financiación de investigación convencional, es poco probable, debido a la atmósfera de antagonismo entre las opciones de tratamiento homeopático y otras opciones.
El apoyo de otro premio Nobel
Las nuevas investigaciones de Montagnier nos traen recuerdos de las sensacionales historias de la Ciencia francesa, a menudo conocido comoel asunto Benveniste”.

El muy respetado inmunólogo Dr. Jacques Benveniste, que murió en el año 2004, llevó a cabo un estudio que se repitió en tres laboratorios de otras Universidades, publicándose en la revista Nature (19). Benveniste y otros investigadores utilizaron dosis extremadamente diluidas de sustancias que crean un efecto similar al de unos glóbulos blancos llamados basófilos.
Aunque el trabajo de Benveniste estuvo muy desacreditado (20), Montagnier considera a Benveniste un nuevo “Galileo”, que se adelantó a su tiempo y que fue atacado por su investigación de un tema médico y científico, que la ortodoxia pasó por alto por error, demonizándolo incluso.
Además de Benveniste y Montagnier, otra opinión de peso es la de Brian Josephson, Ph. D, que, como Montagnier, es otro científico ganador del Premio Nobel.
En respuesta a un artículo sobre homeopatía aparecido en la revista New Scengtist, Josephson escribió lo siguiente en relación a los comentarios hechos sobre la homeopatía: “la críticas en torno a la cantidad extremadamente pequeña de las moléculas de soluto presentes en una solución después de que han sido diluidas repetidamente no vienen al caso, ya que los defensores de los remedios homeopáticos atribuyen sus efectos no a las moléculas presentes en el agua, sino a las modificaciones de la estructura del agua”. ( http://iniciativaciudadanaii.blogspot.com/2010/04/las-propiedades-unicas-del-agua-1.html) (http://iniciativaciudadanaii.blogspot.com/2010/06/termoluminiscencia-de-diluciones.html)
Un análisis simple pude sugerir que el agua, siendo un líquido, no puede tener una estructura como la de la sustancia diluida. Pero hay casos, como el de los cristales líquidos, que al mismo tiempo que fluye como un líquido normal puede mantener una estructura ordenada a distancias macroscópicas, mostrando las limitaciones de aquellas formas de pensar. No se han producido, en lo que conozco, refutaciones de la homeopatía que siguen siendo válidas si se tiene en cuenta este punto de vista particular.
Un tema relacionado es otro fenómeno, expuesto por el colega de Jacques Benveniste, Yoléne Thomas, y otros, que han establecido de forma experimental lo que se conoce como “memoria del agua”.

Si ésta es cierta, sería la mayor corroboración de la homeopatía en sí misma, lo que da testimonio de la limitada visión de la comunidad científica moderna que, lejos de apresurarse para probar tales afirmaciones, la única respuesta ha sido de negarlo sin más (21) .
A raíz de los comentarios de Josephson, que es profesor de la Universidad de Cambridge en Inglaterra, le preguntaron los editores de New Scientist cómo es que ahora defendía ideas nada convencionales. A lo que respondió:
Fui a una conferencia en la que el inmonólogo francés Jacques Benveniste hablaba por primera vez del descubrimiento de que el agua tiene “memoria” de los compuestos que se disuelven alguna vez en ella, lo que podría explicar el funcionamiento de la homeopatía. Sus hallazgos provocaron fuertes reacciones emocionales entre los científicos, y me llamó la atención lo mal que le trataban (22).
Josephson pasó a describir cómo los científicos sufren de una “incredulidad patológica”, es decir, mantienen una actitud anticientífica, que se encierra en estas palabras: incluso si fuera verdad no me lo creo”.
Incluso más recientemente, Josephson dijo con ironía como respuesta a la incredulidad de los escépticos de la homeopatía: “ La idea de que el agua puede mantener una memoria puede ser fácilmente refutada con argumentos de fácil comprensión, incluso si no son válidos”.
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